Intentando aproximar a una visión cultural sobre el contacto de la arquitectura con el suelo traje imágenes y textos de Claudio Caveri.
Las imágenes son de la Iglesia de Fátima (Caveri-Ellis) donde están puestos en práctica varios de los conceptos ensamble arquitectura-tierra vertidos en el taller. Por un lado hay una impronta terrosa en toda la arquitectura, desde lo meramente técnico (el ladrillo es tierra cocida) hasta las caracterísitcas espaciales de los interiores cavernosos (esta es ya más subjetivo). Por el otro hay un intento de trasladar los recursos compositivos del edificio hacia el terreno, entonces descubrimos planos de suelo elevados, geometrizados, descompuestos en aristas como una anticipación amigable de lo que luego ocurre en la arquitectura. También las intervenciones en los niveles tienen una impronta funcional: la explanada de acceso se separa del nivel de la vereda, una separación necesaria y efectiva del mundo comercial y ruidoso de Avenida libertador, a la vez que hace de techo de la sala de teatro; y finalmente el descenso para entrar en la iglesia promoviendo una temperatura, una acústica y una luz específicas para ese lugar.
El texto de Caveri nos muestra una visión más filosófica del sentido de trabajar en el suelo, de cultivar con cultura.
Un europeo dijo:
“Pues ocurre por el momento, que sin que pueda aún prever un plazo, mi discurso lejos de determinar el lugar desde el que habla, esquiva el suelo sobre que podría apoyarse”
Michel Foucault
…y me viene a la memoria la pedagogía de Juan de Mairena: "Huid de los escenarios, púlpitos,plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura”.
Si miramos desde aquí la teoría de sistemas y su drástica distinción entre sistema y entorno, ubicando al hombre en el entorno del sistema, sentimos que se olvida de algo fundamental.
El ser viviente no sólo tiene entorno, sino que su situación es más compleja, tiene un sitio y un lugar y de esto el sistema dominante y su arquitectura lo han olvidado. "Echar raíces, quizás sea la necesidad más importante e ignorada del alma humana”, decía Simone Weil.
Es lo que hace decir a Moffatt:"Que la apropiación del espacio tiene una base animal,es la apropiación del mundo -como mar o campo de la realidad-, de un sector del entorno para la comida y la cría que se llama territorialidad':
Todo esto nos trasmite algo muy simple, que nuestra vida no es sólo lo que emerge del suelo y toma distancia y se interna en lo universal,sino que necesariamente es también lo que está sumergido en ese suelo.
Nos dice que estamos obligados a ser, pero sin dejar nuestro humilde arraigo en el estar y afirma que la soberbia es la fuga y el desprecio de la raíz, pero también que la dejadez y pasividad es la negación de vivir.
El suelo supone la tierra, ese lugar de lo muerto y de la vida, ese lugar contaminado, oscuro, común y no visible, pero fértil y creador de vida. Entonces no sólo entorno sino lugar y sitio. Lugar de vida y situación temporal.
Ya es hora de dejar atrás la experiencia narcisista europea, que quiso ver con los ojos de Dios y nos arrojó, a todos los que logró dominar,en la desterritorialización y los no lugares.
En síntesis:
Toda cultura supone un suelo.
De " Esa cosa llamada moderindad" de Claudio Caveri
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