EL MANANTIAL

La película se llama El Manantial. El héroe es Howard Roark. Es arquitecto y Woody Allen lo menciona en A Roma con amor.

La historia es así: este arquitecto empieza a trabajar en Nueva York, supongamos en los 30s y se enfrenta desde sus posturas modernas con la sociedad retrógrada y la estética historicista del momento. Nuestro héroe es intransigente, incapaz de negociar ni siquiera un pórtico o una columnata en una torre de 30 pisos. Cree en la construcción y en la honestidad de las formas sin disfraces.

Transcribo un fragmento de la novela de Ayn Rand que inspiró a la película:

Howard Roark acababa de terminar su primera casa y se la explica a su cliente:
Mírala. Cada parte está ahí porque la casa la necesita y por ninguna otra razón. Desde aquí la ves tal como es en su interior. Las habitaciones en las cuales vivirás le dieron forma. La realción de masas fue determinada por la distribución del espacio interior. El ornamento fue determinado por el método de construcción acentuando el principio por el cual existe. Puedes ver cada tensor, cada soporte que lo une. Tus propios ojos recorren un proceso estructural cuando miras la casa, puedes seguir cada paso, verlo ascender; puedes saber qué lo hizo y para qué.(...) Tu casa está hecha para tus necesidades personales. Las otras están hechas con el propósito de impresionar.

Recomiendo verificar si cada proyecto de la entrega puede reconocerse a sí mismo en este pequeño manifiesto.

Todas estas descripciones que en la novela pueden generar distintos edificios imaginarios, tuvieron que materializarse para realizar la película. Siendo el año 1949 la estética de la arquitectura creada por Howard Roark abreva en las aguas de Frank Lloyd Right y Mies van der Rohe.

Les dejo unas fotos de la película y unas fotos de obras de los dos arquitectos, con un anacronismo: el edifcio de Mies van der Rohe que inspiró a la película es 5 años posterior. Nótese además la similitud en la persectiva con el edifico historicista en el fondo.

JMR










1 comentario:

  1. Omití un dato interesante de la novela: todos estos encumbrados arquitectos historicistas de la época participan de una fiesta disfrazados de sus propias obras: torres neoyorquinas con distintos remates estilo clásico, campestre, gótico, etc. Esa fiesta sucedió en la realidad y está mencionada en "Delirio en Nueva York" de Reem Koolhas con foto incluida.
    JMR

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